La
“Musicoterapia” es una técnica de terapia que se define por el uso de la música
y sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía). Es
realizada por un musicoterapeuta cualificado a un paciente o en grupo, en un
proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje,
el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos
relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales,
sociales y cognitivas. La Musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales
y restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una
mejor integración y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la
prevención, rehabilitación y tratamiento.
En las escuelas e institutos el
profesor ejerce un papel muy importante sobre los alumnos. En la práctica
tutorial el profesor asume un rol psicopedagógico, en el que asume unas
funciones de gran ayuda al alumno. Debe ayudarle en su educación emocional.
FUNCIONES DEL PROFESOR:
Percibir las necesidades,
motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos.
Ayudar a los alumnos a
establecerse objetivos en la vida.
Favorecer en los alumnos los
procesos de toma de decisiones, de responsabilidad.
Constituirse en orientador
personal.
Establecer un clima emocional
positivo, ofreciéndole apoyo personal y social para aumentar su autoconfianza.
Desarrollar hábitos de
aprendizaje cooperativo
Podemos enseñarles a ser más
inteligentes emocionalmente desarrollando en ellos las habilidades necesarias
para que sea posible. Las emociones básicas o innatas como: la alegría, la
tristeza, la ira, la sorpresa, el miedo…se consideran universales. Aún así,
podemos aprender las emociones de acuerdo con el ambiente en el que vivimos y
con la educación que recibimos.
Aprender a expresarlas como ya
sabemos, requiere de una automotivación. Cuando logramos este aprendizaje,
somos capaces de encadenarlas con otros estados de ánimo favorables.
En la actualidad, estamos viviendo momentos duros por la situación
económica en la que nos encontramos. Estamos en una crisis en la que mucha
gente cada vez se siente más desesperada ante la problemática emergente. En
estos momentos nuestras emociones se encuentran profundamente dañadas y eso
puede provocar que mucha gente llegue a tal desesperación, hasta el punto de
poder llegar a suicidarse(como ha ocurrido por desgracia hace no mucho en
nuestro país a causa de los desahucios).
Debemos apreciar lo que somos, lo que tenemos, y lo que podemos llegar a
conseguir proponiéndonos unas metas acordes a nuestras posibilidades. Para
lograrlo podemos empezar por aprender a controlar estas emociones negativas de
las que hablábamos anteriormente. Investigando por la red he encontrado algunas
técnicas útiles para manejar por ejemplo, la ansiedad y la ira:
Técnica n.° 1:
Respiración profunda
Esta técnica es muy fácil de aplicar y es útil para
controlar las reacciones fisiológicas antes, durante y después de enfrentarse a
las situaciones emocionalmente intensas.
Inspira profundamente mientras cuentas
mentalmente hasta 4
Mantén la respiración mientras cuentas
mentalmente hasta 4
Suelta el aire mientras cuentas mentalmente hasta
8
Repite el proceso anterior
De lo que se trata es de hacer las distintas fases de
la respiración de forma lenta y un poco más intensa de lo normal, pero sin
llegar a tener que forzarla en ningún momento. Para comprobar que haces la respiración
correctamente puedes poner una mano en el pecho y otra en el abdomen. Estarás
haciendo correctamente la respiración cuando sólo se te mueva la mano del
abdomen al respirar (algunos le llaman también respiración abdominal).
Técnica n.° 2:
Detención del pensamiento
Esta técnica puede utilizarse también antes, durante o
después de la situación que nos causa problemas.
Esta estrategia se centra en el control del
pensamiento. Para ponerla en práctica debes seguir los siguientes pasos:
Cuando te empieces a encontrar incómodo, nervioso
o alterado, préstale atención al tipo de pensamientos que estás teniendo,
e identifica todos aquellos con connotaciones negativas (centrados en el
fracaso, el odio hacia otras personas, la culpabilización, etc.)
Di para ti mismo “¡Basta!”
Sustituye esos pensamientos por otros más
positivos
El problema de esta técnica es que se necesita cierta
práctica para identificar los pensamientos negativos, así como para darles la
vuelta y convertirlos en positivos. En el siguiente cuadro te presentamos
algunos ejemplos:
PENSAMIENTOS NEGATIVOS
PENSAMIENTOS POSITIVOS
“Soy un desastre”
“No puedo soportarlo”
“Me siento desbordado”
“Todo va a salir mal”
“No puedo controlar esta situación”
“Lo hace a propósito”
“Soy capaz de superar esta situación”
“Si me esfuerzo tendré éxito”
“Preocuparse no facilita las cosas”
“Esto no va a ser tan terrible”
“Seguro que lo lograré”
“Posiblemente no se haya dado cuenta
“que lo que hace me molesta”
Técnica n.° 3:
Relajación muscular
Esta técnica también sirve para aplicar antes, durante
y después de la situación, pero para su empleo eficaz requiere entrenamiento
previo. Para su práctica sigue los siguientes pasos:
Siéntate tranquilamente en una posición cómoda.
Cierra los ojos.
Relaja lentamente todos los músculos de tu
cuerpo, empezando con los dedos de los pies y relajando luego el resto del
cuerpo hasta llegar a los músculos del cuello y la cabeza.
Una vez que hayas relajado todos los músculos de
tu cuerpo, imagínate en un lugar pacífico y relajante (por ejemplo,
tumbado en una playa). Cualquiera que sea el lugar que elijas, imagínate
totalmente relajado y despreocupado.
Imagínate en ese lugar lo más claramente posible.
Practica este ejercicio tan a menudo como sea posible, al menos una vez al día
durante unos 10 minutos en cada ocasión. Si te ha convencido la utilidad del
ejercicio, recuerda que debes practicarlo para llegar a automatizar el proceso
y conseguir relajarte en unos pocos segundos.
Técnica n.° 4:
Ensayo mental
Esta técnica está pensada para ser empleada antes de
afrontar situaciones en las que no nos sentimos seguros. Consiste simplemente
en imaginarte que estás en esa situación (por ejemplo, pidiéndole a alguien que
salga contigo) y que lo estás haciendo bien, a la vez que te sientes totalmente
relajado y seguro. Debes practicar mentalmente lo que vas a decir y hacer.
Repite esto varias veces, hasta que empieces a sentirte más relajado y seguro
de ti mismo.
Esta crisis se presenta entre los 35 y 45 años, durante alrededor de cinco años desde su aparición hasta su resolución. En esta etapa hay algunos cambios corporales que aparecen como inquietudes sobre el aspecto personal. Pueden aparecer ideas sobre cirugía estética para modificar aspectos del rostro o bien, para quitar los primeros síntomas del envejecimiento. También empiezan algunas disfunciones físicas relacionadas con la edad.
En el mundo de los afectos, la muerte de los padres ya es una realidad o una amenaza razonable. Algunos amigos antiguos se pierden, y los hijos ya han crecido y han dejado de ser niños. En la conciencia de estos adultos van apareciendo: angustias, temores, insomnio, irritabilidad, disfunciones sexuales, tendencia a la intoxicación con el alcohol y tabaco entre otros.
CONSEJOS PARA AFRONTAR LA CRISIS
No hagas un drama de un pequeño bache, que todo el mundo puede
tener
Disfruta de
tu madurez, de tu conocimiento interno y del ambiente que te rodea. La
experiencia es un grado.
Cualquier tiempo
pasado NO fue mejor. No asocies felicidad solamente a juventud.
Párate y reflexiona sobre lo que quieres hacer
No te obsesiones poniéndote metas
Busca el reconocimiento profesional, todo el mundo lo
necesita en el fondo, pero no te obsesiones
Disfruta de lo cotidiano y de las pequeñas cosas que pasan
a tu alrededor
El “Nunca es tarde” es un concepto válido para todas las edades
Probablemente te encuentras en tu mejor etapa personal y
profesional
Recuérdaselo a los demás y no dejes que te hundan
Sé positivo y tomatelo casi todo con humor
No tengas sentimiento de culpabilidad
Las crisis
son cíclicas, y después de la tempestad siempre llega la calma
La
adolescencia es una edad llena de cambios rápidos en su estado emocional; el
mal genio y una gran necesidad por la privacidad, y con tendencia a ser
temperamentales.
Los
niños pequeños no pueden pensar demasiado en el futuro, pero los adolescentes
sí pueden y suelen hacerlo con frecuencia, la cual cosa hace que se preocupen
por el futuro. Durante esta etapa algunos podrían preocuparse excesivamente de:
·
su
rendimiento en la escuela
·
su apariencia,
su desarrollo físico y su popularidad
·
la
posibilidad de que uno de sus padres fallezca
·
ser
hostigados en la escuela
·
la violencia
escolar
·
no tener
amigos
·
las drogas y
el alcohol
·
hambre y
pobreza en el país
·
fracaso en
obtener empleo
·
el divorcio
de sus padres
·
la muerte
En los adolescentes,
los cambios físicos y emocionales son drásticos, pero también suelen ser muy
sensibles sobre sí mismos. Sus emociones a veces parecen exageradas. Sus
acciones son inconsistentes. Es normal que los adolescentes cambien
repentinamente de estado emocional, entre la felicidad y la tristeza, entre
sentirse inteligentes o estúpidos.
Como explica Carol Bleifield, una consejera escolar
de nivel secundario en Wisconsin, "De
momento quieren que se les trate y les cuide como a un niño pequeño. Pero cinco
minutos más tarde quieren que los adultos se alejen de ellos, diciendo, 'Déjame
hacerlo sólo'". Puede ser beneficioso si se les ayuda a comprender que
están atravesando una etapa con muchos y grandes cambios, cambios que no
siempre parecen resultar en el progreso.
Exploran varias
formas de expresar sus emociones. Por ejemplo, un joven que anteriormente
saludaba a sus amigos y visitas con abrazos afectuosos, puede de repente
cambiar a un adolescente que saluda con el más leve reconocimiento. Algo
similar ocurre con los abrazos y besos que antes expresaban su amor por sus
padres, ahora se convierten en un alejamiento y una expresión de: "Ya déjame, mamá". Es importante
recordar que estos son cambios a las formas en que ellos expresan sus
sentimientos, y no cambios a los sentimientos
en sí por sus amigos, sus padres y otros familiares.
Sólo se debe estar
pendiente de si muestran señas de cambios emocionales excesivos o bien, períodos
de tristeza de larga duración. Estas señales pueden indicar problemas
emocionales severos, y se deberá intervenir y actuar ante ello.